La Leyenda del Ucumar: El Hombre-Oso de los Andes

En los rincones más remotos del noroeste argentino, entre cerros, quebradas y selvas de altura, aún resuena una leyenda que mezcla el miedo ancestral con el misterio de lo desconocido. Se trata del Ucumar, también conocido como Ucumarí, Jucumari o Ucumare, una figura mítica que ha sobrevivido en el imaginario popular de pueblos originarios, campesinos y criollos, especialmente en Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa y parte del altiplano boliviano y peruano.

🐻 ¿Qué es el Ucumar?

El Ucumar es descrito como un ser híbrido entre hombre y oso, una criatura de gran fuerza, apariencia salvaje y comportamiento impredecible. Su nombre proviene del aymara, donde “ucumar” significa literalmente “oso”. También se lo llama Ucumar Zupai, donde Zupai es un espíritu maligno en las tradiciones andinas.

Según Adolfo Colombres en “Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina” (1984), su forma varía desde un oso peludo con rasgos humanoides hasta un hombre cubierto de pelos, de frente angosta y larga barba, a menudo descrito como de baja estatura pero con enorme fuerza y agilidad.

📍 Distribución geográfica y raíces culturales

El mito está fuertemente enraizado en los pueblos quechuas y collas del norte argentino, pero tiene equivalentes en el altiplano boliviano (Jucumari) y en antiguos relatos peruanos, lo que sugiere un origen precolombino que ha sobrevivido mediante la tradición oral.

La leyenda ha tenido tal difusión que incluso fue recogida en zonas más orientales como Las Lomitas, Formosa, donde Berta Vidal de Battini registró variantes muy particulares del mito.

🏞️ Dónde habita el Ucumar

El Ucumar vive en cuevas ocultas entre quebradas, pero se le ve con frecuencia cerca de ríos, vertientes y lagunas. Se dice que se baña en ellos, y es posible encontrar sus huellas —similares a las de un oso, pero más humanas— cerca del agua. También se le atribuye la capacidad de trepar árboles altos con facilidad, lo que lo vuelve aún más escurridizo.

👣 ¿Qué hace? Testimonios y relatos

El Ucumar aparece siempre de improviso, lanzando gritos guturales o incluso voces humanas si se le grita. Es muy territorial, y si es atacado por perros, se defiende con garrotazos, como un ser consciente y determinado.

Se le atribuyen raptos de mujeres jóvenes, con quienes, según la leyenda, llega a tener hijos en cuevas escondidas. Algunas versiones menos conocidas, como la registrada por Battini, hablan también de una versión femenina de este ser: la “Uca”, quien rapta hombres jóvenes con el mismo fin.

Además, existen relatos que aseguran que el Ucumar roba niños, lo que refuerza su uso como figura para asustar a los más pequeños, al estilo del “cuco” en otras regiones del mundo.

Ucumar

👁️ Entre mito y realidad: ¿Yeti de los Andes?

Durante el siglo XX, especialmente entre las décadas de 1950 y 1970, varios medios argentinos difundieron noticias sobre huellas extrañas, alaridos y apariciones en la zona andina. Esto llevó a algunos periodistas e investigadores a bautizarlo como el “Yeti sudamericano”, comparándolo con criaturas míticas de otras culturas como el Bigfoot o el Sasquatch.

Un caso llamativo es mencionado por el Dr. Manuel Lizondo Borda en “Estudios de voces tucumanas: derivadas del quichua” (1927), donde habla de un hombre “casi bestial” que fue capturado por autoridades en Tucumán y del que se decía que había raptado mujeres. Aunque no se tratara de un ser sobrenatural, este hecho real sirvió para reforzar el mito.

🧬 ¿Un mito con base real?

Algunos estudiosos y naturalistas sostienen que el Ucumar podría haberse inspirado en un animal real: el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), el único oso nativo de Sudamérica, que habita zonas boscosas de los Andes.

Este oso, aunque tímido, puede erguirse sobre dos patas, emitir sonidos intensos y dejar huellas que podrían parecer humanoides. Para quienes vivieron sin contacto con zoología moderna, no sería extraño que una criatura así diera origen a un ser mitológico.

🌱 Simbolismo y función cultural

Para muchas comunidades indígenas, el Ucumar no es simplemente una amenaza, sino un guardían de la naturaleza, una presencia espiritual que castiga la arrogancia humana frente al monte, los ríos o los animales. Su existencia marca una frontera entre lo humano y lo salvaje, entre la razón y el instinto.

Es también una advertencia: no profanar el monte, no andar solo de noche, respetar el agua, honrar el equilibrio con la naturaleza.

🧭 Conclusión

El Ucumar no solo es una criatura fantástica: es un espejo de la relación que los pueblos originarios mantienen con su entorno, una figura que enseña y que impone límites. Sea mito o metáfora, leyenda o recuerdo de un animal ya extinto, su figura sigue viva en los relatos, en las canciones populares, y en las voces de quienes han escuchado sus alaridos desde la espesura.

Y si alguna vez viajas por los cerros de Salta o Jujuy, y escuchas algo entre los árboles… recuerda que hay cosas que no se explican con palabras, y seres que aún prefieren vivir entre la niebla de los cuentos.

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